El que los buñuelos queden bien hechos, aparte de su sabor por supuesto, es todo un arte, y aquí nos lo demuestran desde Viver.
Cuenta Blasco Ibáñez que en la Albufera vivía una culebra que era amiga de un niño pastor a la que llamó Sancha y que crecieron juntos.
Llegó un dia que el niño se fué a hacer la mili y la vida hizo que estuviera muchos años sin regresar.
Cuando, por fin, regresó, fué a ver a su amiga pero esta, que se había transformado en una enorme serpiente no le había olvidado.
El cuento entero del genial Vicente Blasco Ibáñez, en el enlace. Les gustará.
Leer: Sancha, la serpiente de la Albufera