Historias y cuentos de la Abuela Manuela

Soy Paco Plumillas y así comienza mi andadura, la de un pobre reportero de los años 60. Así conocí al pueblo de Mesxicotet, del que, actualmente, soy cronista.

Son historias cargadas del saber popular y que, unas veces las he vivido y otras me han sido contadas. Yo las plasmo con mi pobre prosa para conocimiento de todos los que tengan a bien leerlas.

Las historias de pueblos como Mesxicotet nunca saldrán en los telediarios, pero gente como la abuela Manuela, Madaleno, etc nos mantendrán muy entretenidos.

La vida está plagada de anecdotas

Nadie muere definitivamente mientras hay gente que lo recuerda. Y esto es posible si escribimos y ofrecemos a otros recuerdos y anecdotas de nuestros seres queridos o poder dejar para la eternidad algunas acciones que no deseamos que se olviden Este es un cajón de sastre donde iremos dejando los recuedos y, por supuesto, las imágenes que nos alegran o entristecen.

En Mesxicotet tenemos la suerte de contar con Frank Cisco que ha sido comercial desde los años 70 y empezó con los primitivos ordenadores. Nos brinda una relación de sus mejores anecdotas que pocos podrían mejorarlas.

Para charlar, el Bar de Eleno

El bar de Eleno es el punto de reunión de los personajes de Mexicotet. En estas conversaciones vemos como muchos Mesxicoteros tienen la formula para salvar el mundo y otros solo se preocupan de sus pequeños problemas. Yo no he creído jamás en revoluciones ni en huelgas salvajes.Lo lamento. Han habido muchas y no dudo que para algo habrán servido. No mucho, la verdad. La más conocida, la francesa sirvió para cortar un montó de cabezas de ciudadanos y al cabo de un tiempo regresaron los reyes y Napoleón se hizo emperador.

Y entonces empezó la verdadera revolución, la revolución cultural con la imprenta. La gente podía leer, aprender, decidir, pensar... ¡No dejemos que ahora quieran que regresemos a tiempos en que la falta de cultura hacían a las personas manejables! Leer, olvidar la tele, leer, olvidar el fútbol, leer, no os creais nada, verificarlo y luego decidir. .


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Historias divertidas de Mesxicotet

Fragmento de Una de fantasmas.

-Es que estábamos muy enamorados -¡Joder que gusto tenía el chaval!

Y la buena señora que cambia de postura y al roce del cojín con el fondo de la silla que se pone en marcha el vibrador. Como nadie sabe que está allí, nadie sospecha nada, excepción mía que oigo el tenue siseo y la tal Eduarda a la que se le empieza a desencajar el rostro.

-¡Emilo, Emilio! -dice retorciéndose las manos- ¿Eres tu Emilio? ¡Hasta desde el más allá reconozco tu lengua! ¡Hay Emilio! ¡Para por Dios que no estamos solos!

Fragmento de La cacería.

-¡Fernando, Fernando! -oigo que llama otro de los cazadores- ¿No es aquel tu perro? Parece que trae algo en la boca. ¡Coño, si es una perdiz pelada!

-¡Me van a perdonar amigos? -digo- Pero me ha vuelto un tremendo dolor de estómago y no se porqué me parece que es apéndice. Les tengo que dejar... lo siento. Ya les llamaré.

Y salimos Milagros y yo a todo meter a buscar el seiscientos.

¡Y el cabrón de Milagros no para de reir! ¡Me cago en el brujo de su tribu!

¡SEÑOR, SEÑOR, SEÑOR!

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Baile que hace furor en Mesxicootet


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