Septiembre 1950
El comunicado reposaba encima de la mesa camilla. Escueto, ajeno al dolor que había causado.
«Les comunicamos que Francisco Oltra Paricio ha muerto de hemorragias internas y ha sido enterrado en el cementerio de Santa María de Marles».
Josefina, su mujer, derrumbada en una silla sollozaba con la cabeza entre sus manos intentando inútilmente contener las lágrimas que le brotaban desde lo más profundo de su alma. Sus dos hijas, que apenas comenzaban la adolescencia, se abrazaban a su madre compartiendo el dolor mientras en un rincón, Paquito, el más pequeño de los hijos, miraba la escena con ojos de inocencia. Con apenas dos años no podía entender nada.

¡Cuanta harte y cuanta historia se ha perdido por cualpa de la política y los zoquetes histéricos del bando que sean!