El pueblo en si es el típico de estas zonas, de calles estrechas por su ascendencia árabe, su calle mayor, su Iglesia, su plaza de España, su Virgen del árbol (capítulo III) y su posada-bar-restaurante (el de Eleno en capítulo II).
Como pueblo serrano sus calles, aparte de estrechas como decíamos, están llenas de curvas pues sus casas se hicieron en los márgenes de los primitivos caminos que tendían a evitar, en lo posible, las cuestas.
El director me llamó una fría mañana de febrero y me encomendó la poco gratificante misión de cubrir la noticia de una aparición Mariana en un árbol, del pueblo de Mesxicotet en el que se suponía que se aparecía la Virgen todos los sábados por la mañana.
Soy Paco Plumillas y así comienza mi andadura, la de un pobre reportero de los años 60. Así conocí al pueblo de Mesxicotet, del que, actualmente, soy cronista.
Amo este pueblo y a esta gente. Me han dado los mejores momentos de mi vida y me gustaría que ustedes tambien los conocieran y se sonrieran como mínimo con sus historias. Ya los irán conociendo en algunas de las historias que les mostraremos en estas páginas.
Tengo que destacar a la Abuela Manuela porque sus cuentos son de otro tipo.
Son historias cargadas del saber popular y que, unas veces las ha vivido y otras le han sido contadas. Yo las plasmo con mi poca prosa para conocimiento de todos los que tengan a bien leerlas.
Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro es fácil. Lo difícil es criar un niño, regar el árbol y que alguien lea el libro.
Supongo que se han de perder miles de manuscritos por no haber caido en las manos adecuadas.
¡Cementerio de buenas historias!
Estamos en un tiempo extraño. Un tiempo en que, en pocos años, se ha conseguido que nos odiemos entre nosotros, un tiempo en que se llega a extremos de no valorar cosas tan importantes como la educación. Todo esto está dirigido, nada es casual.
La puntilla la van a dar con unas leyes que facilitan la incompetencia y matan el esfuerzo personal.
Cada vez se lee menos porque no se practica, hasta los libros nos los dan hablados. Y algo tan importante como la posesión del segundo idioma más hablado del mundo se cuestiona y se intenta desmerecer frente a otras lenguas, importantes, pero infinitamente mas locales y, por lo tanto, con una mínima proyección global en el mundo del estudio y del trabajo.
Nada es casual, si ya los niños no saben leer porque no se les enseña bien, ¿como van a hacerlo en un idioma que no han aprendido? Se verán obligados, los menos favorecidos, a perder un bagaje cultural de cientos de millones de historias y a enclaustrarse, en un época de globalización mundial, en pequeños terruños o reino de taifas que pondrán muy difícil el salir al mundo con unos conocimientos amplios. Porque nadie conoce en que comarca o país tendrá que trabajar mañana y la competencia, por cuatro puestos que no habrán sido asignados a los robots, será feroz.