Las trampas en la luz
Cuando la vida te niega hasta lo más necesario, la gente ha de sobrevivir y ha de ahorrar hasta el último céntimo.

Por esta razón, en los años 50 era bastante común el hacer trampa en la luz.

¿Qué como se hacía?... muy sencillo, se cogía una fase de la línea eléctrica (entonces era de 125 v) y la otra se liaba en el grifo de la cocina que hacía de tierra. Y ya está, el vecino tenía luz pero no se movía el contador. Esto tenía una pega, algunas veces, cuando intentábamos abrir el grifo del agua, te quedabas pegado y aunque no era suficiente para hacerte daño, no dejaba de ser molesto.

El marido de nuestra vecina de rellano la Señora Felipa, era un manitas en estos menesteres, aunque una vez, recuerdo que haciendo de gato por los tejados se cayó a la planta baja y no se mató, unos dicen que de milagro y otros que lo protegió el alcohol que llevaba en el cuerpo.

La cuestión es que había veces que la conversación que se podía oir en mi casa era la siguiente...

-¡Carmen, tráeme un vaso de agua, por favor!.

-Voy mamá, te la llevaré frrrrrrrr eeeeeeeees ssssssssss sssssssss quiiiiiiiiiiiii ta. ¡Ay, que ya tiene la señora Felipa puesta la trampa!

Pero no nos enfadábamos, comprendíamos los problemás de nuestros vecinos porque, al fin y al cabo, éramos una gran familia y sobrevivíamos como podíamos sin hacer mal a nadie.

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